El espejo de irte quedando dormida huye como huye todo lo que de la pieza te rodea, la cuasi dormida huye, se aligera (lo aligeras) de imágenes, ante ti las imágenes interceden, se entremezclan, terminan por irse, el espejo se despuebla, empieza a mostrar el atardecer que llevabas puesto.
El espejo donde hasta recién se insinuaba tu página - imágenes entrechocándose, fluyendo, decapitándose - , te muestra ahora el jardín en calma. Para llevarte hacia el sueño desconocido te irá desnudando del atardecer que llevabas puesto.
Arnaldo Calveyra
Apuntes para una reencarnación
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